Uno de los libros más antiguos, junto con el código de Hammurabi, es la biblia. Visto desde un punto de vista meramente histórico, los judíos son uno de los pueblos que más atrás pueden rastrear sus orígenes gracias a la constumbre casi coloquial de escribir su propia historia. El viejo testamento debe ser leído con cuidado dado que, habiendo sido escrito en un idioma tan antiguo, sobrevivido imperios, reyes, interéses y civilizaciones para posteriormente ser traducido a todos los idiomas del nuevo mundo, es natural que no tengamos la versión original.
Lo que si podemos rescatar, sin temor a equivocarnos, son las ideas tan básicas que mucho más tarde revolucionarían la historia y que se encuentran escritas ahí, antes de que la "ciencia" las "descubriera". La que motiva este texto, es la idea de que todo en el universo, desde que nace, ya está muriendo. Todo está en un proceso de degradación, o mejor dicho, nada. excepto Dios, es infinito. No se sorprenda el lector cuando aclaro que no estoy validando lo que dice la biblia, simplemente aclaro que siendo un libro tan antiguo e influyente, no sólo de las personas comunes sino también de las que generalmente se aceptan como cultas, es menester creerle.
Una vez aceptada esta idea, lo único que nos resta es esperar el fin del mundo. No vendrá este motivado por jinetes, bestias mutantes o anticristos. No vamos a ver plagas, tormentas de fuego, querubines tocando trompetas ni una nueva Jerusalén de oro bajando del cielo. El final del mundo -que ya dijimos comenzó desde el génesis de este- se va a producir de dentro hacia afuera. Una vez que el ser humano pierda por completo la capacidad de sentir, sabremos entonces que estamos listo para autodestruirnos.
Muestras de esta afirmación tan heróicamente hecha las encontramos en todas partes. Hoy en día es más sorprendente ver en las noticias una acción que bien o mal podamos calificar de bondadosa o motivada por el amor, que ver guerras, asaltos, fraudes o corrupción. Hoy en día hay frases como "Aún en un mundo como este, también hay espacio para el amor" cuando debería ser diametralmente al revés, en un mundo que fue creado "por el amor" (Hermosillo, 2009) a penas y debería haber espacio para el mal.
Hoy en día se han terminado las historias de amor a primera vista. Los hombres, que en algún momento histórico habían comenzado a saber como expresar sus sentimientos, han vuelto paulatinamente a protegerse en su coraza del machismo y de su papel de protectores de la especie. Las mujeres están llegando a la misma conclusión, expresar lo que uno siente no solamente es peligroso sino estúpido, ya que la vulnerabilidad adquirida al revelar lo que pasa en el intangible mundo del corazón es equivalente a meterse en una manada de lobos, oliendo a sangre.
Las personas deben andar con cuidado en un mundo que les pertenece. Desde el inicio, la mejor manera que encontraron las personas para organizarse fue juntarse con otras personas con las que compartían cosas en común, y alejarse y odiar a aquellas que eran diferentes. Hoy en día, la gente odia a los diferentes incluso dentro de sus mismas fronteras. La decadencia que el ser humano tiene en el sentir ha hecho que seamos egoístas, y no ese egoísmo que tan bien ha sido camuflajeado de doctrina filosófica ni tampoco ese del que la teoría económica con modelos elegantes asegura que nos llevará al bien común (!!!).
"La escasez de los recursos naturales no parece ser una variable importante en el crecimiento" leí hace poco en un libro de Macroeconomía Avanzada. Tal parece ser, que en efecto, viviremos para siempre. No puedo pensar en una frase que englobe de mejor manera el pensamiento actual del hombre. Porque no se habla de desarrollo económico, no, se habla propiamente de crecimiento, y este se alcanza, fundamentalmente mientras la gente consuma más para que las empresas produzcan más año con año. Pronto, pronto la naturaleza, el mundo, gaia o como gustemos llamarle nos va a pasar factura y dudo mucho que podamos hacer algo.
Los niños aprenden lo que es la guerra antes de poder hacerse una idea propia de quién es Dios. La incertidumbre que reina en la juventud ya no sirve más como fuerza revolucionaria creadora de ideas y defensora de ideales, ahora esa incertidumbre crea depresión, confusión y tristeza. Los adultos luchan cada día por hacerse de una posición "respetable" ante los demás y gracias a eso encontramos cada vez menos personas dispuestas a formar familias. Y en la vejez lo único que se espera es la muerte mientras se ve con desilusión a las nuevas generaciones. El único común denominador entre todas las generaciones es la desesperanza.
No es que sea algo malo o bueno, es algo que simplemente es. Es algo que inevitablemente sucedería y lo único digno que podemos hacer ahora es ser lo suficientemente coherentes para aceptar las consecuencias. La tecnología, el progreso, la evolución del pensamiento y la consecuente pérdida de inocencia que todo eso dio como resultado desató la decadencia del sentir y por ende, del ser humano.
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