domingo, 15 de abril de 2012

Fragmento de mi diario #1. Sobre un Nazareno y el amor


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Creo que todas las religiones en su concepción moderna (o la mayoría de ellas, debo decir) se han equivocado, entre muchas otras, en dos cosas. La primera y que requiere un análisis profundo es el de haberse constituído de forma institucional y muchas veces jerárquica en lo que se conoce como iglesias (por ejemplo, en todas las ramas del cristianismo). La segunda, es haber olvidado darle más peso a la parte humana de aquellos profetas que las inspiraron (en el caso de que así haya sido), en lugar de obsesionarse con su mitificación y divinidad...
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Hoy es Jueves Santo, para mí el día más especial de la pascua. Yo creo en quién, en arameo (creo) se llamaría Yeshu, Yehoshua en hebreo y que llegase a nuestro idioma como Jesús. [...] creo en él como humano, como alguien que, aún perfecto, pudo equivocarse. Alguien que dejó enseñanzas y esperanza para todos aquellos que las busquen. Creo que Jesús fue un hombre sensible, inteligente, prudente, honesto y capaz de ver y analizar su entorno, de compadecerse ante los que debía compadecerse y capaz de perdonar lo imperdonable.

Amante de los niños, profundamente devoto a su familia y con un ligero pesar por el amor que tenía para con su madre sabedor de todo el sufrimiento por el que sabía, la haría pasar. Capaz de pedir perdón y, creo firmemente que quizá hasta hubo cosas de las que se arrepintió. Firme y con una capacidad de oratoria desarrollada y con una claridad de ideas y pensamiento envidiables. Amó a todos, a sus hermanos, hermanas, amigos, amigas. A Magdalena y a todo ser viviente, así como comprendía y respetaba la función de aquellas cosas que no viven. Respetuoso de las mujeres quizá de los primeros que quizo reivindicar el papel de éstas en una sociedad que las discriminaba. Coherente en su ser, en su decir y en su actuar.
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Fue una persona amadaque se amó a él mismo y comprendió mejor que nadie que para cambiar al mundo lo que hace falta es una simple idea, un sólo precepto, una sola decisión, el amor. El amor puro que no espera ni ofrece, que no pide ni obliga, el amor que no sufre ni hace sufrir. Un amor multifacético, un amor que se demuestra de mil formas, excepto haciendo alarde de él. Un amor inclusivo, permanente y ardiente por todo, incluso por el sufrimiento y el miedo. un amor al mundo, a las personas y a nosotros mismos. Amor a nuestras batallas y a nuestros desencantos. Un amor que nos de paz en los momentos turbulentos y esperanza en aquellos donde parece que nada queda. Un amir que al mismo tiempo perdure y deje libre, un amor tangible y cercano, así como silente, discreto y lejano.

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"...yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi padre".
Juan 10: 17-18

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