domingo, 12 de diciembre de 2010

Entrevista

Entrevista con el doctor Raymundo Magallanes

Guillermo Rafael Villaseñor López. Turno Matutino.

La pulcritud y humildad de su semblante inspiran confianza de inmediato, aún sin conocerlo. Con un saludo amistoso y la sonrisa profesional por delante, el doctor Magallanes nos invita a pasar a su oficina, que resplandece con iluminación alentadora en su color blanco reluciente. Una de las primeras cosas que llaman la atención al entrar en su despacho son los n numerosos títulos que cuelgan de las paredes, sus diplomas, reconocimientos y su título de la facultad cubana de psicología. Este renombrado personaje no sólo conoce y le ha dado seguimiento al caso del homicidio de la señora Mirabel en manos de su esposo, Leonardo Peralta, alias “La Parca”, sino que mantenía un tratamiento de terapia con ella para remediar la depresión que le provocaba la hostilidad de su marido. Así pues, Raymundo Magallanes nos da su opinión crítica y profesional de este caso.

-Doctor, ¿Cómo era el carácter de Mirabel durante el tratamiento que siguió con usted?

Mirabel era una mujer fuerte, decidida, un ama de casa ejemplar y una esposa modelo, pero ella afirmaba tener en su vida dos problemas que eclipsaban por completo todo lo bueno que había en ella. Primero, el hecho de que amaba demasiado a su marido a pesar de la falta de comunicación y los malos tratos, en lo que yo describiría como un estado de enajenación mental permanente ligado al apego dependiente del cónyuge, y segundo, la frustración que sentía por su incapacidad para tener hijos.

-¿Cree usted que estas actitudes tuvieron algo que ver con el homicidio?

Es verdad que el señor Peralta estaba hastiado del comportamiento de su mujer, pero no hay ninguna evidencia que demuestre un hostigamiento por parte de ella para exigir una alternativa para procrear o adoptar niños ni nada parecido. De hecho, según los informes, era todo lo contrario: la señora Mirabel hacía todo lo posible por ganarse de nuevo el cariño de su esposo, lo que la llevó a mejorar sus habilidades en la cocina, ya que en su mente, Mirabel identificaba el momento de sentarse a la mesa como el de mayor comprensión dentro de su matrimonio, y creía que con la comida podía transmitirle lo mejor de sí a su marido.

-Entonces, ¿La culpa debe atribuírsele totalmente al homicida?

En este caso, me atrevo a decir que sí. Por lo que dicen los informes, el señor Peralta sufría un importante caso de paranoia respecto a su esposa, y llegó incluso a pensar que era una bruja que practicaba la hechicería mientras ella dormía. Ambos tenían anormalidades psicológicas ya ambos requerían un tratamiento, pero ella fue la única que buscó ayuda profesional. Una terapia en pareja habría dado por terminada esta situación, ya fuera con un matrimonio funcional o con el divorcio, pero sólo podemos achacarle la culpa del homicidio al hombre que le disparó a su esposa varias veces y sin titubear.

-Por último, doctor, ¿Cuál es su opinión respecto a la sentencia del asesino?

Me parece excesiva. El hombre claramente está afectado en sus capacidades mentales y necesita una medicación controlada para aminorar la paranoia, y tampoco le vendría mal una reclusión en el sanatorio local, así que habría que replantear la sentencia.

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